domingo, 19 de dezembro de 2010

Kosovo 'engordó' a presos serbios para traficar con sus riñones

Un informe del Consejo de Europa desvela el espeluznante modo de operar de la red de venta de órganos organizada a finales de los años noventa.- Implicado el actual primer ministro kosovar, Hashim Thaci

ANTONIO JIMÉNEZ BARCA
París 16/12/2010

A algunos prisioneros serbios, los soldados kosovares de la UCK (Ejército de liberación de Kosovo), los retenían en granjas, en fábricas vacías de Kosovo o de Albania, en casas apartadas; les trataban mediadamente bien: les dejaban dormir, les daban de comer y les permitían descansar. Después, cuando los médicos de las clínicas estaban preparados y la venta apalabraba, los soldados trasladaban a los prisioneros al centro de Albania y les pegaban un tiro en la cabeza. Luego, sus cadáveres eran despojados de los riñones y vendidos al extranjero.

Esta es una parte del espeluznante informe realizado por el ex magistrado suizo y actual parlamentario del Consejo de Europa Dick Marty, hecho público este jueves en París, que relata el horror vivido en esta tierra balcánica en 1999 y 2000, en medio de la guerra entre serbios y albano-kosovares, el caos y las bandas mafiosas reorganizadas como grupos militares unidos por clanes. El informe implica a uno de los cabecillas del UCK, Hashim Thaci, elegido el domingo primer ministro de Kosovo. A juicio de Marty, Thaci era uno de los dirigentes del denominado grupo de Drenica, bautizado así por el valle en el que se asentaba, que participó en este tráfico de órganos. "Thaci era considerado por los informes de los servicios secretos de varios países como el más peligroso de los padrinos del hampa", relata el escrito.

El ex magistrado suizo no especifica cuántos asesinatos se produjeron para comerciar con riñones (la justicia serbia los eleva a 500). En una rueda de prensa, Marty se disculpó asegurando que él, junto a dos ayudantes, ha elaborado un informe a petición del Consejo de Europa, no una investigación judicial, que él no señala culpables ni inocentes pero que muestra el camino por el que, a su juicio, deben investigar otras instancias judiciales.

"Es una de las cosas que saben muchos, pero nadie cuenta"

Durante su estancia en Kosovo, Marty se entrevistó con docenas de testigos directamente implicados: soldados, víctimas de actos violentos, familiares de desaparecidos o de muertos, representantes de instituciones judiciales internacionales, fiscales kosovares, policías, miembros de la Cruz Roja... "En muchos de ellos vi miedo en los ojos", explicó. En el informe, el ex fiscal suizo asegura que todos los testimonios son anónimos porque no se garantiza la seguridad de ninguno.

"En el fondo esto es una de las cosas que mucha gente sabe allí, pero que nadie cuenta", asegura Marty. También la propia estructura de Kosovo y de Albania, imbricada en torno a clanes, dificultaba la investigación: "Muchos mafiosos prefieren pasar decenas de años en la cárcel por obstaculizar a la justicia que denunciar a un miembro de su clan", explica el informe.

El escrito cuenta cómo trasladaban a los prisioneros de un sitio a otro en coches sin matrícula, en medio de un país sumido en el caos, con la policía serbia en retirada y las fuerzas internacionales sin aparecer todavía, librado a la suerte de estos clanes mafiosos reconvertidos en unidades del ejército de liberación. También reseña una siniestra "casa amarilla", en la localidad kosovar de Rripe, propiedad de una tal familia K., objeto ya de varias investigaciones, escenario de asesinatos, destino final de muchos de los prisioneros. También consigna, sin citar el lugar, la existencia de una clínica "de último grito", organizada para el tráfico de órganos, donde a los cadáveres se les extirpaban los riñones.

Según varios testimonios, muchos de los prisioneros sabían que iban a morir asesinados y que sus órganos iban a ser vendidos posteriormente. Mientras les trasladaban de su cárcel improvisada, "habrían implorado a sus carceleros que evitaran quedar cortados en pedazos". Tal vez lo supieran el día en que un médico les hacía un análisis de sangre a fin de llevar a cabo un obligatorio "test de compatibilidad inmunológica".

Marty denunció la impunidad de la que han gozado los autores de todas estas prácticas, producto de la ley del silencio que impera en Kosovo y de la poca voluntad política internacional para que se juzgue a los culpables, ya que, a su juicio, las grandes potencias conocían la existencia de estas atrocidades. Kosovo, independiente desde 2008, asegura que las acusaciones son completamente infundadas. Estados Unidos, por su parte, reclama pruebas. Marty dijo: "Las pruebas están ahí: sólo hay que ir a buscarlas. Pero por nuestra parte, hemos cumplido, sacando a la luz unos hechos". El informe fue aprobado en comisión parlamentaria por el Consejo de Europa.

Consumismo, sueldos bajos

SAMI NAÏR 18/12/2010

La interpretación de la crisis que vivimos está todavía por hacer. En unos decenios, cuando se haya superado el actual ciclo catastrófico, los historiadores no se olvidarán de constatar la opacidad que habrá existido entre las condiciones que han vuelto posible la crisis y las explicaciones que sus contemporáneos habrán hecho de ella. Un primer efecto de esta ilusión óptica comienza por otra parte a dejarse percibir. Así, en Europa, no se habla ahora más que de "crisis del euro", de posibles "defectos" por parte de ciertos Estados, como si éstos fueran los responsables de la catástrofe, olvidando ya lo que ha hecho estallar la crisis mundial en el origen de la desestabilización del euro: el ahogo de las hipotecas basura y, más fundamental, del mercado inmobiliario en EE UU.

Esta inversión extraordinaria proviene por supuesto de la posición de fuerza intelectual del global-liberalismo en la propagación de la explicación de la crisis, transmitida en eco por los partidos conservadores y socioliberales un poco en todas partes del mundo. Es verdad que el asunto no está aún terminado, y que nos dirigimos hacia una profundización incontrolable de esta crisis, ya que los remedios propuestos, que tienen la virtud un poco gloriosa de satisfacer a medio plazo a los inversores, la agravan en realidad a largo plazo.

Las causas de esta crisis acabarán, sin embargo, por salir a la luz del día, pero hará falta la distancia histórica que permita ver el ciclo largo, en el sentido del economista estadounidense Leontief. Estas causas son de ahora en adelante perceptibles; son múltiples y no obedecen al principio de causalidad directo y simple. Son en bucle, en feedback: actúan sobre los efectos que provocan, haciendo que los mismos efectos actúen retroactivamente sobre esas mismas causas.

Explicación: los unos sostienen que lo que está en el origen de la crisis son solo los préstamos hipotecarios; los otros, que, en Europa, es un defecto de flexibilidad del euro, que no ha sabido adaptarse a las fluctuaciones de coyuntura provocadas por la crisis; otros todavía incriminan la circulación descontrolada de capitales, los paraísos fiscales, la ausencia de transparencia que envuelve la actividad de los actores financieros, el papel de los grandes bancos que están a punto de quebrar pero que no podemos dejar que caigan en quiebra, las estadísticas truncadas de los Estados cogidos en falta, el papel hegemónico y más que egoísta de los gobiernos más poderosos de la zona euro, el sistema monetario internacional enteramente dominado por el G-2 (la alianza de facto entre el dólar y el yuan chino); en fin, el liberalismo desbocado preconizado por la OMC en el sistema de los intercambios comerciales mundiales, que, al poner a competir a unos países con sistemas sociales diferentes, destruyen los logros sociales de los más desarrollados. Podríamos hacer una lista más larga aún de causas y efectos.

Todas estas explicaciones tienen un gran contenido de verdad; tomadas aisladamente o en su conjunto, son esclarecedoras de la extrema complejidad de la situación. Sin embargo, ¿estamos seguros de que es esto lo que aparecerá como el motor de esta crisis?

Arriesguemos aquí una hipótesis, que los futuros analistas demostrarán o invalidarán. La causalidad en feedback de la crisis es en realidad la pareja contradictoria que se ha establecido, desde el principio de esta globalización liberal, en torno a los años ochenta del siglo XX, entre la extensión de producción infinita de mercancías a bajo precio, que exigía el desarrollo igualmente infinito del consumo, y el recorte salarial en todas partes para producir estas mismas mercancías y para luchar contra la inflación. En líneas generales: un movimiento mundial de alza del consumo y de deflación global de los salarios bajos y medios.

¿Pero cómo pagar todo lo que es ofrecido con unos salarios bajos? La respuesta es simple: con el crédito, la deuda. Es por eso que estos últimos 30 años han sido los de uno de los más apabullantes endeudamientos de la historia del capitalismo. Los países de la Unión Europea en dificultades lo saben mejor que nadie: la deuda privada en España es hoy en día una de las más importantes en Europa; el enriquecimiento hipotecario de los hogares españoles ha resultado ser una cuerda de estrangulamiento.

Y si la deflación salarial y el sobreconsumo están en el origen profundo de la crisis, el endeudamiento es el opio. Para detener la catástrofe económica actual, habría pues que consumir menos y aumentar más los salarios. Pero los mercados no quieren y los Estados son impotentes. ¿Hasta que la calle se haga oír con brutalidad?